domingo, 3 de marzo de 2013

Aucouturier: "La acción y el desarrollo del pensamiento en el niño"

Los días 1 y 2 de diciembre del pasado año estuvimos en Bilbao en las II Jornadas Nacionales de Práctica Psicomotriz. El tema de las jornadas fue "La acción y el desarrollo del pensamiento en el niño en el marco de la práctica psicomotriz educativa y preventiva".


El museo Guggenheim durante nuestro paseo nocturno

Los principales participantes fueron Bernard Aucouturier, creador de la Práctica Psicomotriz y fundador de la Escuela Internacional Aucouturier (EIA), y Roger Dodémont, formador de la EIA, experto en primera infancia y pionero de la práctica psicomotriz en Bélgica.

Me gustaría compartir en este blog algunas reflexiones que hicieron en sus conferencias.

La conferencia de Aucouturier se titulaba "La acción y el desarrollo del pensamiento en el niño". En ella habló sobre la importancia de la libertad de acción, en condiciones de seguridad material y afectiva,  para que de una forma progresiva pueda acceder al pensamiento, ya que cuando el niño está actuando, está pensando y estableciendo multitud de conexiones y si ha podido satisfacer su curiosidad hacia el mundo que le rodea, esta curiosidad se convertirá más tarde en curiosidad intelectual. Como dice el propio Aucouturier, se da el paso del placer de actuar al placer de pensar. La condición indispensable para la acción es que el niño se sienta seguro, y esa seguridad la adquiere gracias a la calidad de los cuidados que recibe de sus padres y posteriormente de otros posibles cuidadores. Estas son algunas de sus reflexiones:

"El niño realiza un largo recorrido que le lleva de la acción al pensamiento. Para acceder al pensamiento hay varios momentos clave, desde antes del nacimiento hasta los 6 ó 7 años.
El bebé tiene necesidad de sus padres, que le prestan su pensamiento, piensan en el niño antes de que nazca y, cuando nace, con sus cuidados crean las condiciones indispensables para la acción. Durante los cuidados se trata de actuar con el niño y no sobre él, así vive en su cuerpo la seguridad que le va a permitir más adelante alejarse de los padres para actuar y pensar por si mismo. Respetar la acción del niño en unas condiciones de seguridad material y afectiva le da confianza y le permire afirmarse. La agresividad tiene su origen en las tensiones que no se han calmado porque el niño no ha sido atendido.
El niño debe tener la posibilidad de descubrir y redescubrir el mundo persistentemente, de repetir sus acciones: está afirmando su deseo de vivir, el placer de conocer. Crea, manipula los objetos, repite, los observa y compara, los memoriza… El niño piensa la acción actuando, por lo tanto ACTUAR ES PENSAR: el niño sabe antes de saber.
El placer de la acción abre al niño a la capacidad de aprender por si mismo, de atender a su curiosidad, que en el futuro se convertirá en curiosidad intelectual. Progresivamente se va desvinculando de sus propias experiencias y emociones y puede parar la acción para encontrar el placer de pensar sin actuar. Para llegar a este momento debe haber estado al menos 5 ó 6 años en la acción, así el niño llega a un movimiento del pensamiento. Si este proceso se acelera, supone el fracaso del conocimiento".


En la foto están, de izquierda a derecha, Miguel Ángel Domínguez Sevillano, Bernard Aucouturier, Begoña Ruíz y Roger Dodémont

http://www.escvpsicomotricidad.com/2012/12/exito-de-las-ii-jornadas-nacionales-de.html













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