lunes, 31 de marzo de 2014

La ciudad de los niños: Tonucci en Torrelodones

El 14 de noviembre Francesco Tonucci visitó Torrelodones y se reunió con los niños de los colegios de la localidad y con el equipo de gobierno, que está adoptando medidas basadas en los proyectos que Tonucci ha desarrollado en Italia y en otras partes del mundo, inspirados en las propuestas de los niños para hacer las ciudades más habitables:

Por la tarde dio una magnífica conferencia bajo el título "La ciudad de los niños". Estas fueron algunas de sus reflexiones:




Para mejorar la sociedad y nuestras ciudades debemos tomar en serio a los niños, preguntarles, ya que los niños son un parámetro de calidad. Todo lo que ellos conquistan es una mejora para la sociedad.

El niño necesita tener autonomía de movimiento y debemos preguntarnos si las ciudades lo permiten. Los adultos se resignan, piensan que la ciudad es peligrosa e impiden que los niños salgan solos de casa. En cambio los niños no se resignan, piden cambios y tienen fuerza para conseguir esos cambios. Los niños saben moverse solos, tomar decisiones y cuidar de si mismos, sin embargo los adultos no toleran que anden solos por la ciudad.  

En este sentido contó un caso real muy ilustrativo: 

Nicolai es un niño moldavo que vive en Italia. Su madre habló con su maestra para decirle que Nicolai tenía permiso para volver solo a casa desde la escuela. Al final de las clases Nicolai salió del colegio y a los pocos minutos regresó al aula acompañado de una profesora, que le dijo a la maestra que lo había encontrado andando solo por la calle. La maestra dijo al niño que esperarían a que los demás profesores se fueran para salir. De nuevo Nicolai salió de la escuela y de nuevo a los pocos minutos regresó acompañado de una madre, que le dijo a la maestra que Nicolai iba solo por la calle. La maestra dijo a Nicolai que entonces esperarían a que los padres se marcharan. Así lo hicieron. Cuando la maestra estaba en su coche a punto de irse vio a Nicolai regresar una vez más, desesperado, esta vez acompañado de un policía. La maestra explicó al policía que el niño tenía permiso para volver solo a casa. El policía respondió "Ya comprendo... ¡lo acompañaré yo!".


Los niños deben tener autonomía enmarcada dentro de unas reglas. En el documental "Sur le chemin de l´école" (Pascal Plisson, 2012) un padre habla con sus hijos en una aldea africana y les explica que en el camino de varios kilómetros que recorren cada día para ir a la escuela, no deben pasar por donde están los elefantes. Estos niños tienen autonomía para moverse, pero no de cualquier manera: deben evitar a los elefantes. En Italia y España los niños carecen de autonomía y los datos revelan que en otros países como Alemania y Finlandia los niños, a partir de la educación primaria, gozan de una autonomía mucho mayor para moverse de casa a la escuela:

- en Italia el 7% de los niños de primaria va solo a la escuela
- en Alemania el 70%
- en Finlandia el 100%

Si el niño no sale solo de casa no puede jugar. Jugar no consiste en tener muchos juguetes o ir cada día al mismo parque, siempre acompañado de sus padres. Los niños necesitan menos juguetes y más tiempo libre. El juego es invento y los niños buscan el espacio adecuado para desarrollar ese juego, un espacio que debe ir ampliándose a medida que crecen. 

La autonomía se construye desde el nacimiento. En este proceso de adquisición de la autonomía el juego libre supone los cimientos del desarrollo del niño y las ciudades deben permitir esa experiencia. Actualmente los niños no pueden experimentar el riesgo, la libertad, la sorpresa, la aventura, la satisfacción de superar los obstáculos. Los adultos pensamos que el riesgo es para el niño una actitud temeraria pero para el niño el riesgo es una actitud hedonista... Es un estímulo para ellos y si se reprime constantemente puede estallar en la adolescencia: no es posible que el niño vaya siempre de la mano y de repente a ese niño ya adolescente le compremos una moto. 

Los niños sufren si no pueden moverse con libertad. Como ejemplo tenemos la obesidad infantil, un problema de salud que preocupa mucho en la actualidad. No es suficiente que los niños hagan deporte por las tardes en las escuelas deportivas, ya que siguen siendo escuelas y las tardes no deberían ser también para la escuela sino para los niños. Los niños necesitan descargar energías libremente. Las ciudades también sufren si los niños no salen de casa. Si hay niños en la calle los adultos somos mejores, más responsables y atentos, cuidamos de los niños en la distancia, ellos nos obligan a ser mejores ciudadanos.



Los niños dicen: "los adultos no reconocen nuestras capacidades". Hay un conflicto entre niños y adultos, los niños quieren más libertad, los padres quieren más control. Si nos ponemos de parte de los padres estamos en contra de los niños, en cambio si estamos con los niños no estamos en contra de los padres, ya que favoreciendo la autonomía de sus hijos también ellos pueden ser más libres. 

No se trata de anarquía ni de abandono sino de una propuesta educativa y de una acto de amor: "te valoro, confío en ti y me gustará esperar a que vuelvas para que me cuentes lo que ha ocurrido. Acepto conocer tu mundo como tú quieras contármelo". Si los niños no tienen experiencias en libertad no tienen nada que contar y por eso las escuelas se ven obligadas a usar libros de texto, porque sus programas no pueden partir de las propias vivencias e intereses de los niños. 



En el proyecto "A la escuela vamos solos" las poblaciones implicadas cuentan con recursos para que los niños gocen de autonomía con seguridad. Por ejemplo, los comerciantes que participan en el proyecto ponen un distintivo en su comercio que permite que los niños lo identifiquen como un "comercio amigo" al que pueden entrar si necesitan algo. También hay voluntarios que puntualmente pueden ayudar a los niños en lugares más complicados de la ciudad. En este proyecto hay varias partes implicadas: la administración, la escuela- que lo asume como una propuesta didáctica- los padres y los pediatras. Los niños hacen sus propuestas en el Consejo de niños, propuestas que recogen los alcaldes y de las que se comprometen a llevar a cabo las que puedan, y explican los motivos por los que no se pueden desarrollar algunas de ellas. 



Uno de los impedimentos para llevar a cabo este tipo de iniciativas es el miedo. Tenemos miedo de que a nuestros hijos les pase algo si están solos. Se trata de un miedo colectivo, una especie de "derecho al miedo", vemos algo en la televisión y el miedo nos invade, lo cual es muy comprensible y natural pero se trata de miedos infundados, ya que en el 70% de los casos la violencia contra los niños ocurre dentro de la familia, no fuera. Educamos a nuestros hijos en el miedo y la desconfianza hacia los demás y de paso en la desconfianza hacia si mismos ya que no les permitimos actuar de forma autónoma. Pensamos que si les atemorizamos no van a correr peligro, cuando el miedo es la mayor debilidad. En una de las ciudades italianas donde se ha llevado a cabo el proyecto durante 10 años, los niños que iban solos al colegio no tuvieron ningún accidente. Entre los niños que se movieron en coche se registraron 9 accidentes, afortunadamente no muchos y sin importancia. Los niños saben cuidarse cuando están solos. En los accidentes que involucran a niños se trata de niños acompañados por adultos. 

LA ESCUELA


La escuela debe ofrecerse a todos, a cada talento, estar llena de lugares significativos, de talleres que ofrezcan un amplio abanico de posibilidades a cada niño. Después de la educación infantil se reducen los lenguajes y muchos niños fracasan, dejan de estar interesados. Hasta que terminan la jornada escolar no empiezan a vivir. 

No es posible que la escuela y las leyes educativas se modifiquen en función del mercado. Cada niño debe ser el mejor en lo suyo, encontrar su propio camino y no el que marcan los mercados. Sería interesante superar las típicas barreras de la escuela (aulas, división por edades...) y sustituirse por talleres, espacios de encuentro... Los niños no tienen la oportunidad de encontrarse más que en presencia de adultos, se les impiden las experiencias necesarias para crecer entre ellos, tocarse, luchar, solucionar conflictos... El conflicto tiene un gran valor educativo pero en general los niños no pueden vivir el riesgo en la medida en que lo van necesitando y en la adolescencia se pueden producir situaciones dramáticas debido a estas carencias (acoso escolar, accidentes, conductas peligrosas...).

Las tecnologías en la escuela se deben aprovechar pero jamás podrán sustituir a las experiencias reales. En la infancia es fundamental que el niño toque, juegue, experimente... Por ejemplo, podrá encontrar información en Internet sobre los cocodrilos pero será un encuentro virtual, visual y cognitivo. Si por ejemplo encuentra una lagartija en sus juegos en la calle, la experiencia, el aprendizaje va a ser mucho mayor y cargado de significado para el niño. Los cimientos de la educación no son virtuales, las bases no se construyen si hay más pizarras digitales en la escuela, sino formando buenos maestros. 

La escuela podría dar un paso atrás y no mandar tareas escolares para casa. Los niños que cumplen bien con estas tareas son los que no lo necesitan porque tienen en casa un ambiente adecuado y unos padres que pueden ayudarles. Los deberes deberían hacerse en la escuela supervisados por el maestro y no invadir el tiempo de los niños. Se les puede sugerir que hagan algo por la tarde, si quieren, al estilo del texto libre de Freinet, algo con significado para el niño que a su vez se convierta en el material y contenido de la escuela. Y los padres podrían dar un paso atrás y ahorrar tiempo y dinero en juguetes y actividades extra escolares para los niños. El tiempo de la tarde no es de la escuela. 


C. Freinet
Las horas que un niño pasa en la escuela son muchas si lo comparamos con lo que de verdad aprende y le es útil. Cuando yo estudiaba geografía existían la Unión Soviética y Yugoslavia. Actualmente ninguno de los dos países existe. ¿De qué me sirvieron todos aquellos datos? Más me habría valido que en aquella asignatura me enseñaran a planificar un viaje... 

Tonucci terminó llamando la atención sobre dos artículos que aparecen en la Convención Internacional sobre los derechos del niño y que casi nadie conoce a pesar de que se trata de derechos que los niños deben disfrutar: 

Artículo 28: El niño tiene derecho a la educación. La escuela debe ser obligatoria y gratuita para todos.

Artículo 31: El niño tiene derecho al juego, al descanso, a la diversión y a dedicarse a las actividades que le gusten más.

(Versión redactada para los niños, que aparece en el libro Cuando los niños dicen ¡Basta! de Francesco Tonucci, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 2003).







lunes, 24 de marzo de 2014

La educación musical infantil en una escuela municipal

Enlace al artículo "La educación musical infantil en una escuela municipal: Una propuesta basada en la autonomía del niño". 

Almudena Mielgo- Revista Eufonía Didáctica de la Música nº 59, año 2013.





domingo, 10 de noviembre de 2013

Tonucci en Torrelodones

El jueves 14 de noviembre el pedagogo, escritor y dibujante italiano Francesco Tonucci estará en Torrelodones (Madrid). Es una oportunidad maravillosa para conocer a alguien con una especial sensibilidad hacia la infancia. 

Os dejo el enlace donde podéis encontrar toda la información sobre la jornada y ¡os animo a que vayáis!:


http://www.torrelodones.es/images/archivos/agenda/2013/octubre/Tonucci.pdf






domingo, 19 de mayo de 2013

"Del placer de actuar al placer de pensar"


“La práctica psicomotriz educativa y preventiva es una práctica que acompaña las actividades lúdicas del niño. Está concebida como un itinerario de maduración que favorece el paso del placer de actuar al placer de pensar y permite al niño asegurarse frente a las angustias”
Bernard Aucouturier

- ¿Qué es la psicomotricidad educativa
- ¿Qué capacidades desarrolla y cómo?
- ¿Cuál es la función del psicomotricista?
- ¿Cómo se desarrolla una sesión?

  
¿Qué es la psicomotricidad educativa?

Es una práctica que a través del movimiento y el juego libre de los niños, contribuye al desarrollo autónomo de sus capacidades y a la afirmación del niño como sujeto.


¿Qué capacidades se desarrollan y cómo?

Aunque en este artículo aparezcan tratadas por separado, las capacidades motoras, afectivas, sociales y cognitivas evolucionan paralelamente desde la "libertad de acción del niño en condiciones de seguridad material y afectiva" (Aucouturier):

v  Motoras, porque es una práctica que se basa en el movimiento libre y espontáneo. El movimiento es de vital importancia para el desarrollo del niño: a través del cuerpo y del movimiento se conoce a si mismo, se desplaza para conocer el entorno y los objetos, se relaciona con los demás, se expresa y comunica. Cuanto más autónomo y libre sea el desarrollo de su motricidad (Pikler), mayor equilibrio y naturalidad alcanzará en sus posturas y movimientos porque no serán forzados y prematuros. Los niños experimentan así el deseo y la necesidad de moverse y de actuar. El sentirse autónomos les da una gran confianza y seguridad en sus capacidades porque experimentan todo lo que pueden hacer por si mismos, y sienten una mayor motivación y curiosidad porque los objetivos que persiguen son propios y no impuestos. Curiosidad que, como menciona Aucouturier, se transformará en curiosidad intelectual cuando llegue el momento en el que el niño piense la acción si actuar (a los 6 ó 7 años). Cuando el niño está actuando, está pensando. No tiene por tanto sentido apresurar al niño hacia los aprendizajes cognitivos. 



v     Afectivas, porque a través del cuerpo y del movimiento libre el niño se expresa: alegría, placer, miedo, ira, tristeza, preocupación... En las sesiones de psicomotricidad no hay emociones permitidas y emociones reprimidas. En la sala los niños lloran, gritan, ríen a carcajadas…: se están expresando porque el movimiento les provoca emociones y la expresión de las emociones es de gran importancia para el bienestar.

Si los niños se pueden expresar de forma espontánea a través del movimiento, también serán capaces de expresar más adelante sus emociones de forma verbal. En general ¿cuánto nos cuesta expresar nuestras emociones a los adultos? En muchas ocasiones nos encontramos bloqueados emocionalmente, por lo que es fundamental que se pueda desarrollar de forma plena esta forma de comunicación y expresión, en un espacio en el que se establecen relaciones de forma espontánea, sin condicionamientos por parte el adulto y desde el respeto al otro, antes de llegar a lo verbal.

v    Sociales, porque se trata de una actividad que se realiza en grupo y porque a través del movimiento nos acercamos a los demás (o no...). En la sala de psicomotricidad se establecen relaciones sociales de forma espontánea y, como hemos visto anteriormente, sin condicionamientos  externos por parte del adulto. Los niños se relacionan con quien quieren y como quieren, siempre desde el respeto. Hay una norma que se recuerda la principio de cada sesión: para poder jugar no podemos hacer daño, ni a nosotros ni a los demás.


En las sesiones surgen conflictos entre los niños (por el espacio, por los objetos, por la atención de otro niño o del adulto…). Los conflictos tampoco se evitan. El psicomotricista no interviene inmediatamente porque muchas veces, si les damos tiempo, los niños son capaces de resolver por si mismos esos conflictos y aprender de esa experiencia, con lo cual se favorece su autonomía en la resolución de conflictos, sin necesidad de intervenciones ni juicios por parte del adulto.

v     Intelectuales, porque si se han vivido plenamente las fases anteriores, se está más preparado para las siguientes. Si los niños pueden desarrollarse plenamente en un plano sensorial, la adquisición de nuevas capacidades (las capacidades intelectuales y cognitivas) se realizará con más éxito y disfrute.

Como dice Bernard Aucouturier, “La práctica psicomotriz educativa y preventiva es una práctica que acompaña las actividades lúdicas del niño. Está concebida como un itinerario de maduración que favorece el paso del placer de actuar al placer de pensar y permite al niño asegurarse frente a las angustias”. ¿Por qué preventiva? Porque podremos evitar posibles dificultades en el desarrollo o, si aparecen, se podrán afrontar con mayor éxito.


¿Cuál es la función del psicomotricista?

Es la figura de confianza y seguridad en la sala. El psicomotricista tiene una formación teórica, práctica y personal que le permite acompañar y observar activamente el juego de los niños.

La formación personal tiene como principal objetivo que el psicomotricista vivencie y experimente en si mismo, a través de diversas dinámicas, todo aquello que un niño puede experimentar a lo largo de sus primeros años, todo aquello que cualquier adulto ha experimentado en su infancia pero que en muchos casos hemos olvidado y ya no nos planteamos: los vínculos con las figuras de apego, el juego, el placer del movimiento, la frustración, el miedo, la alegría y la tristeza, los límites, el deseo, la agresividad… Para trabajar con los niños hay que conocerlos y conocerse lo mejor posible con el objetivo de evitar juicios y proyecciones y favorecer una búsqueda personal de cada niño.

El psicomotricista establece con los niños un vínculo afectivo basado en el respeto y la confianza hacia la capacidad que tienen para decidir y actuar. Sus intervenciones son mínimas para favorecer la autonomía y respetar el tiempo y el espacio que cada niño necesita: interviene cuando hay que asegurar el espacio, para hacer evolucionar alguna situación o para recordar las normas que se establecen para poder jugar libremente. Está disponible para los niños pero no se anticipa a sus deseos ni actúa en el lugar de los niños. De esta forma surge en los niños el deseo de actuar y tienen la oportunidad de saber qué quieren.

Llegamos a un concepto clave en la psicomotricidad educativa: el deseo. Es importante saber lo que uno quiere en la vida, cuáles son nuestros deseos para tratar en la medida de lo posible de satisfacerlos. No siempre vamos a poder hacer lo que deseamos, pero es importante saber cómo queremos vivir nuestra vida. Estas actitudes ¿cuándo se deben favorecer?: desde el principio de la vida.

El psicomotricista acompaña y observa activamente el juego de los niños. Las observaciones que el psicomotricista hace en la sala de psicomotricidad se basan en los organizadores y parámetros del desarrollo psicomotor: la confianza y seguridad, la exploración del espacio y de los objetos, el equilibrio, la expresión creadora, el tiempo, cómo se relacionan con los demás, cómo es el gesto, la mirada, el lenguaje, la expresión y el tono corporal…

El juego libre de los niños revela mucha información acerca de cómo están. El psicomotricista recoge esa información y puede valorar la necesidad de una intervención reeducativa o terapéutica, dar pautas a los padres y educadores etc.


¿Cómo se desarrolla una sesión?

Cuando entramos en la sala de psicomotricidad, nos quitamos los zapatos y nos sentamos en el suelo formando un corro. Es el momento de saludarnos, decir nuestros nombres y recordar las normas: estamos aprendiendo a no hacernos daño ni hacer daño a los demás. 

Después del saludo, llega el momento de jugar. Los niños empiezan a ocupar el espacio de juego (¡o no!... depende de cada uno, del momento en el que esté o de las circunstancias que esté atravesando). El psicomotricista se sitúa en un lugar desde donde pueda observar a todos y estar disponible. El juego y el movimiento de los niños durante estas sesiones son totalmente libres y espontáneos. Con esta no intervención se favorece la autonomía, la iniciativa, la toma de decisiones, la confianza y seguridad y sobre todo, que surja en los niños el deseo, es decir, lo que el niño quiere hacer, lo que le interesa, le motiva, le mueve a actuar y a permanecer en lo que le gusta. El concepto de permanencia es también muy importante: cuando algo nos motiva, le dedicamos nuestro tiempo y esa tarea nos alimenta y nos hace sentir muy bien con nosotros mismos. A los niños cuando pueden decidir, les sucede lo mismo: están disfrutando, se sienten capaces y hay una permanencia en lo que hacen porque les motiva e interesa, con lo cual se está favoreciendo la perseverancia, la dedicación y el esfuerzo por alcanzar un objetivo propio.

Los niños incorporan estas vivencias y actitudes, que tienen un inmenso valor para su desarrollo y que están en la base de una personalidad saludable: la responsabilidad, la perseverancia, la capacidad de decisión, la capacidad de disfrutar, la capacidad de poner límites y de respetar los que ponen los demás...

Al final de la sesión, en la rueda final, los niños cuentan lo que han hecho y pintan. Es el momento de parar la acción. El dibujo es libre. La expresión creadora es también un medio a través del cual se expresan y comunican y proporciona información acerca de cómo está el niño.

Los tipos de juego que desarrollan los niños en la sala de psicomotricidad son el juego sensorio-motor (correr, saltar, subir, bajar, lanzar, empujar, arrastrarse…) en el que encuentran mucho placer y que es un juego fundamental para el desarrollo armónico del niño; el juego simbólico con el que recrean situaciones de su vida cotidiana que en ocasiones son conflictivas para ellos. Estos dos tipos de juego dan paso al juego cognitivo y al pensamiento abstracto.

A modo de resumen, cuando los niños hacen juego libre no sólo disfrutan mucho, sino que además están desarrollando de forma autónoma sus capacidades motoras, sociales, afectivas e intelectuales, de manera que les puedan ser útiles para afrontar sus dificultades. A través del juego espontáneo, de las decisiones que toman por propia iniciativa atendiendo a sus deseos e intereses, y en un espacio de respeto hacia si mismo y hacia los demás, los niños aprenden a conocerse, a relacionarse y a abrirse al mundo.

Esta forma de estar con los niños, desde el respeto hacia su capacidad de elección y de acción, debería, en la medida de lo posible, poder estar presente en cada momento del día a día. La relación niño-adulto y entre los propios niños se vería muy beneficiada.

Almudena

lunes, 1 de abril de 2013

JUEGO LIBRE

El juego libre es fundamental en los primeros años de vida del niño, fuente de  multitud de descubrimientos, a través del cual se desarrolla de forma autónoma, conoce sus capacidades y limitaciones y atiende a su curiosidad hacia el mundo. Actuar de forma autónoma y saberse querido, acompañado y respetado en sus iniciativas por sus figuras de apego le da confianza y seguridad en si mismo.

En la sala de psicomotricidad se favorece la autonomía de los niños para que, dentro de unos límites de convivencia y respeto, actúen, jueguen y se expresen libremente. Cada niño tiene sus propios deseos e intereses, su propio ritmo y su propio yo. 

Estas son algunas imágenes de la sala de psicomotricidad y de los materiales que están presentes en las sesiones que hacemos los viernes por la tarde en  la Escuela Infantil "Los Escoriales":



















Escuela Infantil "Los Escoriales"
Calle Velázquez 17
San Lorenzo de El Escorial
Teléfono de información talleres de psicomotricidad
600 229 999

sábado, 16 de marzo de 2013

Banco de Tiempo Escorial Abierto: Jornada para los niños


El viernes 22 de marzo de 17:00 a 20:00 el 
Banco de Tiempo Escorial Abierto 
organiza en la casa de la juventud de San Lorenzo (calle Presilla 11) una jornada para los niños donde habrá talleres, música y una charla sobre valores en la educación infantil. 

Os dejo el enlace al blog de Entorno Escorial, donde encontraréis más información:


domingo, 10 de marzo de 2013

R. Dodémont: "La génesis de la biografía del niño. La atención temprana"

Continuando con las conferencias de las II Jornadas de Práctica Psicomotriz en Bilbao, hoy quiero dedicar este espacio a la intervención de Roger Dodémont, quien habló del niño desde antes de su nacimiento, incluso desde antes de su concepción, ya que los padres tienen un proyecto que se materializa cuando nace el bebé pero que empieza mucho antes. Abordó a continuación el tema de la importancia de los cuidados y de la relación tónico emocional que se establece entre la madre y el bebé, compartida por el padre, para continuar con el tema central de las jornadas, la acción y el movimiento del niño como vehículo de desarrollo y base de todo aprendizaje. Estas fueron algunas de sus reflexiones:

"Los niños son precipitados hacia delante en todas las etapas de su desarrollo, por lo que se dan carencias en el mismo. El niño debería vivir plenamente cada una de esas etapas, y el paso de unas a otras de una forma suave y progresiva.
Moverse y desplazarse son grandes conquistas para el niño, que se aleja de la madre para volver a encontrarla. Los tiempos de ambos se disocian. El niño descubre a los otros y a los objetos en el espacio, descubre el poder del movimiento, el control sobre su cuerpo y vive diversas y variadas situaciones. A pesar de la importancia de estas acciones, muchas veces el niño encuentra multitud de fuerzas que bloquean sus iniciativas
En la cultura de la rapidez y de los resultados, los niños necesitan más que nunca su tiempo y su espacio; sin embargo, sufren una gran presión en lo cognitivo, se quiere que piensen cada vez más rápido y antes, sin tener en cuenta que el pensamiento se construye a través del placer sensorio-motor, a través de la imaginación; los niños lo construyen desde la acción, así se produce un deslizamiento natural hacia lo cognitivo.
Es fundamental ese espacio y ese tiempo en el que el niño pueda crecer a su ritmo, transformarse, actuar por si mismo y acceder de una forma progresiva y natural al pensamiento, ya que si no alteramos los procesos naturales estamos previniendo futuras dificultades".