La psicomotricidad es una disciplina que a través del movimiento favorece el desarrollo integral de la persona: motor, social, afectivo e intelectual.
La psicomotricidad vivenciada favorece el movimiento y
el juego libre, en este caso de los niños, para que descubran y desarrollen sus capacidades de forma autónoma y
se reconozcan en ellas, de manera que también les sean útiles para afrontar sus dificultades.
El movimiento es para
los niños un medio privilegiado de conocimiento de si mismos, del entorno y de los
demás, ya que genera aprendizajes que contribuyen a su desarrollo integral. Además, proporciona al
psicomotricista, a los padres y a los educadores, información preventiva sobre
el desarrollo del niño.
En la sala de psicomotricidad los niños eligen qué
quieren hacer, siempre respetando unas normas que se recuerdan entre todos al
comienzo de cada sesión: a qué quieren jugar, con qué objetos, qué movimientos
quieren realizar, cómo se quieren desplazar, qué uso quieren dar a los objetos…
El psicomotricista no interviene si no es estrictamente necesario (para poner
algún límite, asegurar el espacio o hacer evolucionar alguna situación).
Acompaña y observa activamente el movimiento y el juego de los niños y establece con ellos
un vínculo afectivo basado en el respeto y la confianza en la capacidad del niño para desarrollarse de forma autónoma. A través de esta observación, basada en los organizadores
y parámetros del desarrollo psicomotor, y de su formación teórica, práctica y
personal, puede determinar cómo es el desarrollo del niño y favorecerle en su
proceso, así como valorar la necesidad de una intervención reeducativa o terapéutica. Se respeta ante todo el tiempo y el espacio que cada uno necesita.
Con esta no intervención se favorece la autonomía, la
iniciativa, la creatividad, la toma de decisiones, la necesidad de normas y
límites y sobre todo, se favorece que surja el deseo, es decir, lo que el niño
desea realmente hacer, lo que le interesa, le motiva y le mueve a actuar y a
permanecer en lo que le gusta. Los niños incorporan estas vivencias y actitudes, que tienen un inmenso valor y que están en la base de una personalidad saludable: la responsabilidad, la perseverancia, la capacidad de decisión, la capacidad de poner límites y de respetar los que ponen los demás...
Por otra parte, en la sala de psicomotricidad los
niños liberan muchas tensiones a través del juego sensorio-motor, en el que
encuentran mucho placer y que es un juego fundamental para el desarrollo armónico del niño. Con el juego simbólico, recrean situaciones de su vida
cotidiana que en ocasiones son conflictivas para ellos. Estos dos tipos de juego
dan paso al juego cognitivo y al pensamiento abstracto.
Que los niños tengan la posibilidad de decidir y
elegir siempre que sea posible, de llegar a alcanzar sus propios objetivos, les
da mucha confianza y seguridad en si mismos y en sus capacidades, porque son
partícipes de su propio aprendizaje.
OBJETIVOS
Favorecer:
- el movimiento y el juego libre
- el desarrollo autónomo de las capacidades del niño
- el conocimiento de las posibilidades y limitaciones del propio cuerpo
- los intereses propios de cada niño
- la confianza y seguridad en si mismo
- las relaciones interpersonales
- la adquisición de la autonomía
- la adquisición de normas y límites
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